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Un sacerdote sanador encabezó el multitudinario Vía Crusis en Rosario

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Unos 100.000 fieles de distintos puntos del país participaron en Rosario de un multitudinario Vía Crucis encabezado por el padre Ignacio Periés, en el barrio Rucci de la zona noroeste de esta ciudad santafesina.

Los fieles marcharon en procesión en el tradicional Vía Crucis de Semana Santa que se realiza cada año en la Parroquia Natividad del Señor de esta ciudad santafecina.

La conmemoración del Viernes Santo se inició por la tarde con la adoración de la Santa Cruz, un rito que consiste en una misa sin consagración, puesto que se utiliza para la comunión las últimas hostias del día anterior.

A paso lento, decenas de hombres, mujeres y niños caminaron por el interior de la parroquia Natividad del Señor para besar las dos cruces ubicadas a ambos lados del altar.

Paula, llegada desde la localidad santafesina de San Lorenzo, contó que es la tercera vez que asiste al Vía Crucis que encabeza el padre Ignacio.

"Vengo a pedir por mi familia y agradecer al Señor y al padre Ignacio", dijo la mujer mientras aguardaba para ingresar al templo.

Otra mujer, Bety, señaló que la llena "de paz" participar del rito católico en el que miles de personas peregrinan "en un silencio casi absoluto".

Junto a su esposo llegó esta tarde a Rosario desde Lomas de Zamora, en el Gran Buenos Aires, para participar por primera vez de esta celebración religiosa.

La rosarina Mabel explicó que asiste al Vía Crucis "desde hace once años con asistencia perfecta" y destacó "la comprensión y la calidez humana del padre Ignacio".

"La primera vez que vine éramos unos 8.000 fieles, hoy esto es inmenso", agregó.

El multitudinario Vía Crucis se inició a las 20.30 cuando el sacerdote oriundo de Sri Lanka inició el camino de la primera de las catorce estaciones, que representan la crucifixión de Cristo, desde una camioneta provista de un potente altoparlante, desde donde dirige la celebración.

Miles de personas comenzaron entonces a acompañar el vehículo en una interminable hilera de varias cuadras, que apenas emitía el murmullo de las oraciones de los feligreses.

La enorme convocatoria del cura carismático, que pertenece a la Cruzada del Espíritu Santo, obedece a las cualidades sanadoras que se le atribuyen.

Se ordenó como sacerdote en 1979 en Gran Bretaña y ese mismo año llegó a Tancacha, Córdoba, para finalmente trasladarse a Rosario en diciembre del mismo a

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